En época medieval, la zona de la Versilia se defendió con la construcción de numeroso castillos, sobretodo en el actual territorio de
Camaiore, donde dominaba la familia feudal de los Catani y del vizconde de Corvaia y Vallecchia. A partir de finales del siglo XII, sucumbieron al poder de Lucca y fueron el centro de la sanguinaria lucha entre la misma Lucca y la República de Pisa. El camino de la Vía Francigena que pasa por la zona próxima al Lago di Porta a Beltrame, alcanzaba Pietrasanta y Camaiore, y estaba proteida por su riqueza y su valía religiosa y comercial por el castillo de Rotaio y del castillo de Montemagno. Los castillos de Montecastresse, Montebello y Monteggiori se han visto reducido a pocos restos.
De las
fortificaciones de Pietrasanta, quedan restos al lado del lago de Porta a Beltrame, los restos de la torre del Salto della Cerva, la Roca de Sala sobre la ciudad y la Roccheta Arrigina, cerca de Porta a Pisa.
En las otras regiones montañosas de Versilia, a Massarosa le queda sólo el recuerdo de la fortaleza de Montramito, situada en un lugar elevado para la defensa de las comunicaciones, que pasó a los pisanos en 1172, provocando la reacción de Lucca que no la conquistó a ras del suelo. En Seravezza permanecen los restos de la Roca de Corvaia, dominio de los Catani de Versilia desde el siglo X hasta el XIII.
Una mención aparte merece el
Fortín de Forte dei Marmi y la
Torre Matilde de Viareggio. Desde el siglo XVII se convirtieron en importantes centros marítimos gracias especialmente a la extracción del mármol.
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